El Rey Midas, mi antagónico

Que esté escribiendo implica gravedad. Sé que lo hago solo cuando llegué al límite. Pienso y no puedo entender como puede ser que amar a una persona tenga como resultado semejante adversidad. Al menos a mí me enseñaron que era al revés, que amar al otro tenía como resultado verlo feliz, no es mi caso.

Traigo demasiado encima como para provocar eso en alguien, aunque decir alguien suena a cualquiera, a alguno, es todo lo contrario, solo me importa hacer feliz a una persona y evidentemente no puedo.

Con esto a cuestas viene el inevitable planteo de posibles soluciones. Yo solo veo una. Entiendo que puede ser malinterpretada, tomada como un acto de egoísmo con un dejo de cobardía, yo lo veo como el acto de amor más grande, jamás visto, hacerse a un lado, crear el espacio para que pueda seguir adelante sin complicarse la vida.

Después de esto, como dice un uruguayo, resta vivir muriendo. Pero solo algo lo va a aliviar, volver a verte reir.